miércoles, 10 de noviembre de 2010

Pasaje a la India... con billete de vuelta- Decimoquinto día

Dejamos Agra muy de mañana y abandonamos también al grupo con el que habíamos compartido estos días. Con ellos se quedó también el guía acompañante. El motivo era que habíamos cogido una extensión que no todo el mundo tenía.

Nos recogieron con un coche para llevarnos a la estación de Agra para coger el tren que nos llevara a Orchha. El tren en cuestión es un Shatabdi Express. Concretamente la parada final es Janshi .

La estación de Agra es una de tantas, atestada de gente y de algunos monos. Un hombre daba vueltas por los andenes, intentando cambiar obsesivamente las cremalleras de las maletas. Y la verdad, no da muy buena impresión que la toque sin tu permiso.

El corresponsal de la agencia se comportó como era de esperar. Estuvo a nuestro lado todo el tiempo, a pesar de que el tren venía con algo de retraso, y se preocupó de saber el andén y el vagón correspondiente. La verdad es que hizo un trabajo impecable.

El tren es muy parecido a un regional de nuestra tierra. No podemos quejarnos para ser un tren en la India. Incluso los baños están limpios, por lo menos el que yo usé, y si había algo de agua era por las goteras de la lluvia. Se filtraban unas gotas por el techo. Por lo demás, una atención exquisita, espacio para dejar las maletas (incluso las enormes), agua de regalo, etc.

Tardamos en llegar a nuestro destino unas dos horas o dos horas y algo y allí nos estaban esperando ya el corresponsal de la empresa y un coche para llevarnos hasta Orchha, donde nos encontraremos con el guía local.

Orchha fue la capital de una dinastía de reyes llamados bundela desde 1531 a 1738. Está plagado de hermosos palacios, hoy casi en ruinas. De todos esos palacios visitamos dos.

El Jahangiri Mahal fue mandado construir por el rey Bir Singh Deo en honor del emperador Jahangiri, que pasó una noche aquí. Es un enorme edificio de varias alturas y 132 habitaciones a la terraza del cual puedes subir y ver una vista espectacular de la ciudad. Está construido en piedra arenisca con una impresionante decoración con azulejos de lapislázuli y hermosas celosías.
El Raj Mahal es otro bello palacio con dos patios y bellos frescos muy bien conservados. Finalmente hay otro palacio, que sólo vemos desde lejos, que recibe el nombre de Raj Praveen Mahal. Fue mandado construir en honor a una cortesana y favorita de un rajá del siglo XVII. También conserva templos, como son el de Rama y el de Lakshmi Narayan, esposa de Vishnú, a escasos metros del otro y sin restaurar (el primero parece nuevo a pesar de ser del siglo XVII).
Después de comer cogimos nuevamente el coche para dirigirnos a Khajuraho. ¿Alguna vez habéis unido comida abundante, curvas, calor y coche?. Yo sí. Y es por eso por lo que pasé cuatro horas mareada y vomitando pero sin hacer parar al conductor para no llegar más tarde de lo previsto. Juro que lo pasé fatal y se me hizo interminable. Y al llegar al hotel no tuve ganas de nada más que de irme a la cama.

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