lunes, 21 de marzo de 2011

JORDANIA, ALGO MÁS QUE LA CIUDAD ROSA DE LOS NABATEOS 7

SÉPTIMO DÍA
Nos levantamos a las 6.05 y bajamos a desayunar a las 7.05 para salir a las 7.40. Hoy, a diferencia de los dos días anteriores, el día ha amanecido soleado aunque frío.
Nos dirigimos a los llamados castillos del desierto por una carretera que une Jordania con Irak y Arabia Saudí. En los márgenes vemos varias zonas militarizadas, supongo que por el peligro que podría representar un ataque por ese lugar. Impresiona ver que llegamos a estar a escasos 60 kilómetros de Arabia Saudí y a poco más de 200 de Irak. Tardamos alrededor de una hora y media en llegar al castillo de Azraq. Propiamente no se puede afirmar que sea un castillo sino un fuerte militar de origen romano (aún se pueden ver los basamentos). Con posterioridad lo usaron los bizantinos y los omeyas pero en el siglo XIII los mamelucos se apropiaron de él en plenas cruzadas. Actualmente debe su fama a que fue cuartel general de Lawrence de Arabia y los hombres de Faisal en la Revuelta árabe, como bien indica una placa en la entrada. Encima de la entrada está la que fue la habitación del héroe, a la que se accede por unas escaleras. Alrededor del patio se distribuyen varias estancias, a las que vamos entrando, y en el centro una pequeña mezquita.
Después nos dirigimos a Amra, el más importante de los castillos del desierto. Mi primera impresión fue pensar que era mucho más pequeño de lo que había imaginado pero no son necesarias mayores dimensiones para ganar en importancia y belleza no en vano está en la lista de la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. En sus buenos tiempos formaba parte de un complejo y no era de extrañar que a su alrededor se hubieran instalado jaimas para albergar a los sirvientes. Se edificó entre el 705 y el 715 por Walid I, el mismoque mandó hacer la Gran Mezquita de Damasco, para retiro de los príncipes de la dinastía omeya. Hoy en día se ha aportado como casi segura la fecha de 711 (por la presencia del rey visigodo Rodrigo en uno de los frescos). A él acudían solos o en compañía de amigos, para cazar o divertirse, como parecen indicar los espectaculares frescos que aún se conservan en su interior y que le han merecido tan alta distinción. El complejo, que hoy nos parece sencillo y pequeño, tenía baños, una sala de audiencias anexa y habitaciones para el servicio, una zona amurallada y una torre de vigía o una mezquita. El sistema hidráulico del castillo es espectacular e incluye un pozo (que aún se conserva) y una noria para subir el agua mediante el uso de bestias de cara.
A menudo he leído comentarios diciendo que los castillos del desierto no valen la pena. Creo que los que dicen eso se equivocan o han sido incapaces de apreciar la belleza de esas mujeres desnudas o de esos hombres cazando. A muchos les sorprende la presencia de esas pinturas en una cultura como la musulmana que siempre se ha dicho que evita plasmar la figura humana. La respuesta radica en el hecho que los frescos son de una época en la que la prohibición, instaurada por la dinastía que sucedió a los omeyas, los abasíes, aún no estaba vigente. Vale la pena detenerse a contemplar todas y cada una de esas figuras, principalmente la que se encuentra en una sala adyacente (salón de audiencias) y que recibe el nombre de Fresco de los seis reyes. Representa a líderes del mundo conocido, en general enemigos del príncipe, como el emperador bizantino, el rey visigodo, el mandatario persa y el gobernante de Abisinia. Se cree que los otros dos reyes que no se han conservado son el emperador de China y el gobernante de los turcos. También está representado el mismísimo príncipe.
En la sala de audiencias también vemos frescos que representan a la Victoria asistida por sirvientes y flaqueada por pavos reales, animales, bailarinas, músicos o artesanos haciendo varios oficios.
Los baños están formados por un apoditerium o sala para cambiarse, tepidarium o sala de agua tibia y caldarium o sala de agua caliente. También están decorados profusamente con bellos frescos. Cabe llamar la atención la figura de un joven frente al ángel del amor sobre la puerta del apoditerium o la figura de una joven desnuda que lleva un niño en brazos y a la que un hombre mira fijamente; una sirvienta, a su vez, asiste a la señora. Se ha interpretado como la imagen de una amante del príncipe, al niño como su hijo y al joven que les contempla como el sirviente mismo, tesis que sustentaría también su función de palacete de retiro. En ningún caso podría considerarse a la mujer como si esposa porque un príncipe jamás hubiera accedido a representarla desnuda sobre las paredes.
Pero sin duda lo que más llama la atención de los baños es la cúpula del caldarium. Se denomina Cúpula del celo y representa constelaciones del hemisferio norte y signos del zodíaco. Se ha considerado como el modelo más antiguo en representar la bóveda celeste de forma hemisférica en lugar de plana.
El tercer castillo que visitamos es el Qsar al Harranah, a unos 15 kilómetros del anterior. Es un palacio de finales del siglo VII que nunca se terminó. Mide 35m2. Una gran puerta con forma de arco daba paso a dos habitaciones que se cree que eran establos y almacenes. En el interior hay 61 habitaciones que daban a un patio central y distribuidas en 4 ó 5 salas mayores alrededor de una sala central. Desde el patio hay una escalera que lleva al piso superior, en mal estado. Sirvió de fuerte defensivo, quizás como sede de reuniones políticas y al estar en una importante ruta comercial se cree que también sirvió de parada de caravanas. Algunos ponen en duda su función como caravasar y dicen que por ahí no pasaba ninguna ruta importante y que no estaba cerca de un oasis. Ha sido sometido a una primera parte de restauración y se espera que se prosiga en breve por parte de especialistas españoles, muy entendidos en la dinastía omeya (recordemos que fueron los que fundaron el Emirato de Córdoba). Gracias a la restauración es posible subir al primer piso y ver la sencilla decoración de las estancias pero si duda mucho más compleja que la de la planta inferior. Vale la pena recorrer las salas e imaginar para qué pudo funcionar en su tiempo.
Después de la visita a los tres castillos nos dirigimos a la que iba a ser la última visita del viaje, el Mar Muerto. El Mar Muerto es un lago salado situado entre Israel y Jordania (de hecho las montañas que se ven al otro lado ya pertenecen a Israel). Se halla a 395 metros bajo el nivel del mar y es el punto más bajo de la Tierra. Tiene unos 76 km. de largo y una anchura de 16. La profundidad del lago es de 6 metros en el sur y de 396 metros en el norte.

Es seis veces más salado que los océanos y a los 305 metros de profundidad tiene el 27% de sustancias sólidas. Debido a la densidad de los sólidos en el agua, el cuerpo humano flota totalmente como pudimos ver. La imagen típica es la de una persona flotando sobre las aguas y leyendo un libro o un periódico. La verdad es que no me animé a intentarlo aunque quienes lo hicieron dicen que la sensación es curiosa. Su nombre se debe al hecho de que no existe ningún tipo de vida en el lago, excepto algunas variedades de microbios; los peces que llegan de los ríos mueren en seguida. El río Jordán vierte sus aguas en el Mar Muerto.
El Mar Muerto es una buena fuente de ingresos, no sólo turísticos, ya que de él se extrae potasa, bromuro, yeso, sal y otros productos químicos. Pero cada año el Mar Muerto pierde volumen y decrecen sus límites debido al calor y a que no llega caudal suficiente de agua como para abastecerlo como antes debido a las canalizaciones ilegales del río Jordán por parte del Gobierno israelí. A orillas del Mar Muerto se han construido algunos hoteles y balnearios a donde es posible ir para disfrutar de las aguas saladas. En cualquier caso, es posible bañarse en cualquier punto de la orilla.
Debido a las características de este lago, hay que tomar algunas precauciones para darse un baño. Se debe entrar con calzado adecuado porque existen en el suelo piedras puntiagudas o cristalizaciones salinas que son auténticos cuchillos. La sal ha producido pequeñas elevaciones bajo el agua por lo que se recomienda ir con cuidado. Es recomendable que el primer baño no dure más de 15 minutos porque la alta concentración de sal puede dañar la piel. Cuando sales de allí tienes la piel completamente blanca por la concentración de sal y yo, que tengo la dermis muy débil, incluso sufrí una herida por efecto de la sal. En las orillas hay una altísima acumulación de sal solidificada. También hay que evitar que el agua nos entre a los ojos, puesto que el escozor será fuerte (si ya es duro cuando te entra agua en el mar, imaginad lo que se debe sentir con seis veces más de cantidad de sal en agua). Pero eso tampoco hay que exponer heridas al agua. Después del baño, se suele coger barro de las orillas para untarse el cuerpo. Se espera hasta que se seque y se aclara con un nuevo baño de 10 minutos. El barro no es gratis. Está en unas tinajas y aplicarlo cuesta 3 dinares. Lo que sí es gratis, por lo menos en el complejo donde nosotros estuvimos, Ammán Beach, eran las sillas para sentarse en la orilla. Si alguien necesita toalla allí alquilan y también es posible acceder gratis a las duchas o a los vestuarios, separados convenientemente para hombres y para mujeres. En el mismo complejo hay una piscina de agua dulce (no la probamos pero metí la mano y el agua estaba fría), un restaurante donde comimos de buffet por 12 dinares jordanos más bebida y una tienda. Sinceramente a mí no me gustó mucho la experiencia y lo colocaría como lo peor del viaje pero está claro que eso iba a ser así. Si no me gusta ni la playa normal ese lugar mucho menos. También es conveniente decir que no se nade ni se bucee. El agua es densa como si se hubiera vaciado en ella varias garrafas de aceite. También se recomienda no salpicar por el daño que el agua puede causar si entra en los ojos o en la boca.
Quiero decir también que hace mucho más calor que en el resto de Jordania. Los datos reflejan que suele haber 7 u 8 ºC más que en Ammán aunque la sensación térmica es mucho mayor. Por poner un ejemplo, cuando volvimos a subir a las 4 de la tarde al autobús, que había estado aparcado al sol, dentro había 38º.
Es habitual que los guías, después de la visita, lleven a una tienda. Suelen decir que los productos que venden allí, cremas, lociones, jabones o tónicos, todos elaborados con materia prima procedente del Mar Muerto, son más baratos que en otros sitios porque te hacen una oferta especial. Por lo que pude ver no es cierto. En tiendas en Ammán, incluso de los mismos hoteles, se pueden adquirir productos mucho más económicos. Sólo por curiosidad compré unas pastillas de jabón. Dos de ellas eran de color negro porque en su composición lleva un poco de ese fango que dicen que es tan beneficioso para la piel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario