El bonito pueblo de Rupit, situado a pocos kilómetros de Barcelona y muy cercano a la ciudad de Vic, es posiblemente uno de los más hermosos pueblos de Catalunya. En realidad el término municipal está conformado por dos núcleos urbanos, Rupit y Pruit.
Una vez que llegas a Rupit (mi llegada fue algo accidentada, con mareo a causa de las curvas que tomaba el autobús) lo primero que te llama la atención es que para acceder al pueblo hay un curioso puente colgante poco
apto para miedosos (entre los que me cuento; por fortuna pasé el puente y con la gente que me acompañaba dando saltitos... no hubo miedo). Y una vez en el otro lado me admiré de las típicas casas y de sus calles empinadas. En algunas las rocas parecen formar parte de los edificios y no comprendes cómo es posible que alguien pueda vivir así sin temor a que la piedra acebe hundiendo su casa. Pero como sea que yo no vivo allí me dejé atrapar por el encanto del lugar, por sus edificios históricos y por la belleza del entorno.
Si hay un rincón muy famoso y fotografiado de la población es el típico y empinadísimo Carrer del Fossar, cuya imagen encabeza este artículo.
Se trata, pues, de un lugar perfecto donde pasar un día a la vez que puedes degustar la gastronomía típica de la comarca de Osona, principalmente sus deliciosos embutidos.