lunes, 19 de julio de 2010

Los mentirosos compulsivos


Todos nosotros hemos contado una mentira alguna que otra vez. Mentiras piadosas para evitar un mal a un amigo, mentirijillas de aquéllas que se hacen para pasarlo bien, engaños a los padres para evitar sus regañinas... Pero existen personas que hacen de la mentira su modo de vida y no podrían vivir sin explicar cosas que no son ciertas una y otra vez.
Son mentirosos compulsivos, seres repugnantes en su mayor parte que no dudan a la hora de engañar a aquellos que tienen a su lado, muchas veces sin un motivo aparente, quizás sólo por el simple placer de mentir.
Yo sí he oído hablar de ese tipo de personas. Es más, veo los efectos que su actitud tienen sobre aquellos a los que mienten. Y no me gusta.
Esos mentirosos acaban creyendo sus propias mentiras, las elaboran tan y tan bien y tienen después un mecanismo de defensa tan grande que son capaces de hacer sentir culpable a aquél a quien él ha engañado si alguna vez éste acaba descubriendo la mentira. Y cubren el engaño de otro engaño, poniendo muchas veces unas dosis de egoísmo, de manipulación y de maldad desmedida.
¿Esto es locura?. ¿Es una enfermedad?. En algunos casos yo creo que se trata simplemente de maldad. Y lo es cuando el mentiroso es consciente, como lo es en ciertas ocasiones, del daño que provoca en otros y sigue adelante. Y es maldad cuando la manipulación y la mentira se unen para hacer daño al más débil, a una persona que tienes a tu lado y que por uno u otro motivo no te quiere dejar a pesar de intuír lo podrido que estás por dentro.
Sí, conozco de esos casos y es triste saber que en el mundo puede haber personas que inventan sobre su propia vida o sobre la ajena para cubrirse las espaldas. Personas que incluso juegan con la salud de los que tienen cerca para evitar ir a un lugar o con una persona. ¿No es eso ser rastrero?. ¿No es de un ser vil y mezquino inventar que un padre o una madre tiene una grave enfermedad, que un hermano ha tenido un accidente, que un primo ha muerto para evitar acompañar a alguien a un lugar o pasar con ese alguien un fin de semana?. Es cruel y triste.
Esas personas deberían perder un día su máscara, deberían caer al fin de su lugar de poder, el que ejercen sobre los que mienten, y quedar a la merced de estos. Y aquellos que se dejan mentir deberían abrir los ojos a la verdad o, si ya los han abierto, buscar la manera de deshacerse de seres así que nada bueno pueden aportarles. Y es duro, lo sé. Conozco a una persona que vive una situación así sin saber cómo salir de ella. Lo malo es que así sufre; si abandona a esa persona también. Y ni siquiera tiene los medios a su alcance para ponerse ante él y decirle "sé que me estás mintiendo". Si lo hace se juega a que él le eche en cara mil cosas terribles que seguramente dirá, sean o no verdad. Porque esas personas manipulan , engañan, hacen daño y viven constantemente ninguneando a los demás e hiriendo. Y sólo ellos deberían resultar heridos.

5 comentarios:

  1. Describes a la perfección el perfil de estas personas, si es que pueden ser consideradas como tal. Al actuar de este modo, se pierden el respeto a si mismos y por supuesto a los demás. Son seres sin escrúpulos. Su máxima es: el fin justifica los medios, así que para salirse con la suya, son capaces de inventarse cualquier atrocidad.

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  2. ¿Y quién no ha dado con gente así? Lo mejor que podemos hacer es salir por piernas en cuanto nos damos cuenta, porque el trato con estas personas es, sencillamente, destructivo.

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  3. Pero en muchas ocasiones son tan manipuladores que evitan que las personas que están junto a ellos puedan escaparse. Y si lo hacen se irán con dolor, puesto que ellos son capaces de hacer que la culpa recaiga en los otros.
    Conozco de un caso así y la persona que sufre al mentiroso manipulador sufre y ha sufrido demasiado.
    No encuentra el modo de separarse de esa persona sin tener que enfrentarse antes a él y salir mal parada. Y siente a la vez una gran situación de dependencia pese a todo.

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  4. He encontrado este comentario que sin duda os resultará de interés:
    "El mitómano utiliza la mentira como conducta de vida, falseando la verdad respecto de hechos, cosas y personas con el objeto de hacer un daño.


    Existen tres tipos de personalidad donde se asienta esa conducta obsesiva: la psicótica (producto de un delirio), la perversa (la mentira es un instrumento para falsear hechos y dichos) y la neurótica (el otro aparece como alguien que lo tiene todo y se necesita de la mentira para llamar su atención).
    La mentira compulsiva no es un motivo de consulta, pero sí subyace como un problema en el 35% de los pacientes tratados en muchos centros de psicología.
    (...)

    Determinadas personas, en algún momento, aprenden a eludir sus responsabilidades mintiendo. Si lo realizan durante mucho tiempo, la mentira termina convirtiéndose en hábito, apareciendo de este modo El Trastorno en el control de Impulsos, donde la mentira acaba dominando al individuo. La mentira se da porque el sujeto obtiene cierto placer. Se siente de alguna forma más listo que los demás.El hecho de correr cierto riesgo favorece la aparición de una elevación de adrenalina.Recibe el beneficio secundario que supone el no afrontar el acto realizado.Sin embargo cada mentira, además puede llevar asociada que la persona se vea obligada a unirla con otras nuevas. Por ejemplo, una persona dice a su doctor que le duele el estómago para evitar acudir a su trabajo. El médico le remite al especialista y éste le realiza una prueba muy dolorosa que consiste en introducir un tubo por la garganta hasta el intestino. Finalmente la conducta ficticia inicial lleva al paciente a un dolor real de garganta y a lo mejor a la pérdida de su trabajo si su jefe descubre el invento. "

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  5. En ocasiones, el mentiroso actúa como verdugo anulando por completo a su víctima y hace de ella, en todo momento lo que le place. Siempre tiene la última palabra y se siente poderoso ejerciendo esta crueldad desmedida.

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